En el mundo de la Formación Profesional, la Realidad Virtual ha abierto un nuevo universo de posibilidades. Sin embargo, todavía muchos catalogan como ‘simuladores’ a contenidos que no cumplen con los requisitos para considerarse como tales, ya que no toda experiencia VR interactiva alcanza el nivel para ser considerado un simulador efectivo para la formación.
Por lo tanto, ¿qué define a un verdadero simulador formativo y por qué es una herramienta única para el aprendizaje profesional?
¿Qué no es un simulador formativo?
En primer lugar, un simulador formativo no es un contenido 3D con cierta interacción. Aunque el 3D interactivo es visualmente atractivo y útil en algunos contextos, un verdadero simulador formativo implica mucho más que una interacción básica.
Por ejemplo, la manipulación simple de un modelo 3D, una visión explosionada del mismo o un despiece no es suficiente para que el usuario adquiera habilidades específicas ni para que se prepare para realizar tareas reales y complejas. Un verdadero simulador proporciona una experiencia práctica completa, reproduciendo procesos y técnicas de manera detallada.
En otros casos, se ha podido considerar erróneamente como un simulador formativo un vídeo 360º con locuciones explicativas. Aunque los vídeos 360º pueden ser útiles para explorar un espacio desde un punto fijo o para guiar a los usuarios en una visita virtual, estos no ofrecen el control, la participación activa ni el sistema de retroalimentación necesario para la práctica profesional.
Los vídeos 360º sitúan al usuario en un rol de observador pasivo, mientras que un simulador formativo permite al usuario ser el protagonista activo en cada etapa de un proceso, interactuando de manera detallada y recibiendo feedback inmediato sobre su rendimiento.
¿Qué es un simulador formativo?
Un simulador formativo es una herramienta educativa diseñada para facilitar la adquisición de habilidades técnicas y la práctica de procedimientos complejos en un entorno de VR seguro. Su desarrollo implica la colaboración de programadores especializados, artistas 3D que optimizan visuales para alto rendimiento y expertos en UX/UI que se aseguran de que el entorno sea intuitivo y centrado en el usuario.
Además, para el correcto desarrollo de un simulador formativo, es necesario contar con la colaboración de docentes, tecnólogos, expertos sectoriales y empresas líderes en las diferentes temáticas, que permitan la identificación y la definición de los procesos a virtualizar.
El objetivo de un simulador formativo es que el usuario aprenda mediante un sistema guiado paso a paso, controlando su propio ritmo de aprendizaje y replicando fielmente los escenarios y retos de trabajo reales. Al fin y al cabo, el learning by doing o la posibilidad de desarrollar en primera persona los pasos de un proceso facilita el recuerdo y la asimilación del conocimiento.
¿Qué características debe tener un simulador formativo de Realidad Virtual?
Para cumplir con su función formativa, un simulador de VR debe integrar varias características específicas que lo diferencian de otros tipos de contenidos de Realidad Virtual.
Presencia o inmersión sensorial
La presencia es la sensación de estar realmente en un entorno virtual, a pesar de saber que es artificial.
Para lograr esto, es necesaria la combinación de estímulos sensoriales como audios, visuales y retroalimentación háptica, que permita mantener la atención libre de distracciones externas y generar así una experiencia que se sienta natural y envolvente.
Locomoción e interacción natural
La capacidad de moverse libremente en el entorno virtual y de interactuar con él de una manera intuitiva es fundamental.
Los sistemas de VR más avanzados permiten que el usuario no solo gire la cabeza (3 grados de libertad) sino que también se desplace (6 grados de libertad), algo esencial en las simulaciones complejas donde la precisión y el control son necesarios para replicar tareas profesionales.
Contenido dinámico
Un simulador formativo efectivo debe adaptarse a las respuestas y acciones del usuario, proporcionando instrucciones, feedback y adaptaciones en tiempo real. Esta capacidad de respuesta es crucial en la formación, ya que permite un aprendizaje adaptativo y centrado en el usuario.
Algunos ejemplos de contenido dinámico son las instrucciones y los avisos ofrecidos mediante interfaces gráficas de usuario o los cambios en la disposición de los distintos elementos del entorno.
Narrativa envolvente
La narrativa es clave para que el usuario entienda el contexto y la relevancia de sus acciones. Los simuladores de VR pueden construir narrativas mediante guiones, sonidos, comentarios y contenido visual, que refuerzan el aprendizaje y ayudan a mantener el enfoque en la tarea.
Esta narrativa no solo guía al usuario en cada fase, sino que, además, crea un contexto emocional que facilita la retención del conocimiento.
Recreación realista de escenarios y procedimientos
Un simulador formativo debe ofrecer una reproducción fiel de los procedimientos y entornos de trabajo. Esto incluye detalles específicos, desde las herramientas y los equipos, hasta la forma de realizar cada paso del proceso.
La precisión en la representación del entorno es esencial para que el usuario sienta que está ejecutando tareas reales y relevantes, lo que mejora la transferibilidad de las habilidades adquiridas.
Feedback en tiempo real y evaluación del desempeño
La retroalimentación inmediata es crucial para el aprendizaje práctico. En un simulador de VR, el usuario debe recibir indicaciones claras sobre si está completando las tareas de manera correcta, además de saber en qué puede mejorar, logrando así un aprendizaje incremental y de alta efectividad.
Colaboración en entornos multiusuario
La VR permite la colaboración entre usuarios en el mismo espacio virtual, esencial en muchas profesiones.
Un simulador formativo de VR puede incluir escenarios colaborativos en los que los usuarios trabajan juntos para resolver problemas, intercambiar conocimientos y mejorar habilidades de comunicación. Este enfoque fomenta el trabajo en equipo y prepara a los usuarios para situaciones reales en las que la colaboración es clave.
En resumen, un simulador formativo en Realidad Virtual ofrece una experiencia de aprendizaje única que va mucho más allá que un simple contenido interactivo o un vídeo 360º. Es importante distinguir entre un verdadero simulador formativo, que recrea fielmente el entorno y las tareas de trabajo, y otros contenidos interactivos que, aunque resultan útiles en algunos contextos, no proporcionan la misma profundidad de aprendizaje.
Al combinar inmersión, interacción, narrativa y feedback, un simulador realista permite a los usuarios adquirir y perfeccionar habilidades prácticas en un entorno virtual que imita fielmente las condiciones del mundo laboral.
En este sentido, nuestro compromiso con el realismo y la precisión en el desarrollo de simuladores formativos permite ofrecer una herramienta educativa de alto impacto, capaz de transformar la formación profesional y de preparar a los usuarios para enfrentar con éxito los retos de su sector.